martes, 19 de agosto de 2008

Que es el Programa Juana Azurduy ? fundamentos

Antes consultas de trabajadoras de la televisión puntana pongo en consideración articulo publicado en diario clarin el 26-07-2002
Las profundas transformaciones operadas en nuestra sociedad, durante más de dos décadas en las que se
impusieron políticas neoliberales, dieron como resultado el incremento de la desocupación, la pobreza y la
indigencia.
En el año 2002 este incremento llegó a su récord histórico: 3.036.000 de personas privadas del acceso al
empleo y, por lo tanto, de la vía de resolución de sus condiciones elementales de supervivencia y del
cumplimiento de sus derechos ciudadanos1. Las cifras del INDEC mostraban la situación de 5.666.000
argentinos y argentinas con problemas de empleo, que intentaban sobrevivir en medio de una crisis sin
precedentes.
La iniciativa central de la que se dotó el Estado como forma de “amortiguar” la grave crisis que sufrían
millones de argentinos y argentinas, fue generar planes asistenciales de $ 150 mensuales que se otorgaban a
hombres o mujeres a cargo de niños y/o niñas. El 64% de las personas que perciben este subsidio son
mujeres.
Da cuenta de esta realidad que, tanto entre desocupadas y ocupadas, se duplicó entre el 2001 y el 2003 la
cantidad de hogares pobres que pasaron a ser mantenidos económicamente por mujeres.
El trabajo doméstico equivale en la Argentina al 33% del Producto Bruto Interno, pero no se toma en cuenta
para el calculo global del PBI.
Las mujeres percibimos el 28% menos que los varones por igual trabajo en el mercado formal, mientras que
en el mercado informal la diferencia asciende al 48%.
Por otro lado, se impuso la ausencia del Estado en relación a la falta de respuesta a las necesidades de
millones de personas. La imposibilidad de acceder al empleo de grandes segmentos de la sociedad significó
nuevas formas de organización que se constituyeron en la búsqueda de soluciones concretas y urgentes.
Las familias completas se integraron a estas experiencias, alimentando procesos organizativos, intentando
sustituir al Estado ausente. En la base de este fenómeno se encontró la incorporación masiva de las mujeres
participando, decidiendo, organizando.
Ante la crisis extrema, fueron las mujeres las que tuvieron que tomar en sus manos la subsistencia familiar.
La imposibilidad de cada familia de resolver individualmente las cuestiones como la comida, la vivienda, la
salud, etc. (en el caso de los sectores más postergados), y la imposibilidad de contener a sus hijos en el país
y brindarles un asegurado futuro de desarrollo laboral y profesional (en los casos de los sectores de la clase
media), hizo que las cuestiones que antes eran parte de lo doméstico o privado, se transformaran en una de
las principales preocupaciones sociales. Esto generó una importante participación femenina en los
comedores, roperos comunitarios, asambleas barriales, trueque, etc.
Pero es aquí donde se planteó con mucha más dureza la contradicción entre un creciente protagonismo de
las mujeres en la resolución de los problemas que hacen a la supervivencia de ellas mismas y sus familias y
el espacio socialmente construido por el conjunto de la sociedad que les sigue reservando un lugar secundario en la vida pública.

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